En esta transformación única, nos enfrentamos al desafío de integrar el minimalismo contemporáneo con la vibrante esencia de elementos mexicanos, específicamente un impresionante cuadro de estilo wixárika que se convirtió en la pieza central de la sala. Inspirados por sus colores brillantes.
La sala se ilumina con colores vivos que parten del cuadro wixárika, fusionando la modernidad con la tradición. Accesorios artesanales, como lámparas de barro, añaden un toque rústico y auténtico, mientras que los textiles incorporan patrones inspirados en las antiguas civilizaciones mexicanas. El resultado es un espacio que celebra la diversidad y la conexión con la herencia cultural.
En la habitación principal, optamos por una paleta monocromática de blanco y negro como lienzo perfecto. Introducimos elementos naturales, como lámparas tejidas y un exquisito pie de cama de algodón artesanal de Oaxaca, para infundir calidez y textura. Cada detalle fue seleccionado con precisión para lograr un equilibrio armonioso entre la modernidad y la autenticidad.
Este proyecto no solo transformó un espacio, sino que también tejimos una narrativa que celebra la riqueza cultural de México.